Sentir, no demorar.

Un día diferente, no es peculiar a la rutina que compartes cuando sale el sol y éste opaca a la luna. Ahora estoy sintiendo, tanto que mis emociones son las que desplazan las letras, que mis dedos simbolizan el momento para pulsar cada tecla. Sí, no hay mejor inspiración que la de sentir, aunque éste sentir no sea el más ameno, quizá es doloroso y en ocasiones te limite a pensar.

No, definitivamente no es un día común, es un día que te atrapa, que no permite expresarte tal y como eres, pero aún así busca mil y una oportunidades para decirte que sí eres, que ése algo que sientes magnifica tu sentir y que lo único que evoca es más que tu sentir.

Hay tantas veces que abstenemos éste sentir, es más, demoramos tanto que se nos olvida, lo que hay a nuestro alrededor, las mismas personas, lo material e incluso lo desconocido no lo permiten.

Ya no me quiero demorar más, no quiere decir que no lo haya hecho, pero, quizá no es un sentir que pulsa día a día. Éste lo había demorado sin tranquilidad, necesitaba más que letras, una experiencia o práctica de la vida.

¿Acaso tú no has demorado tanto? ¡Pfff! Duele, como no tienes una idea…

Es inhóspito el momento en la demora, no lo hagas, no es recomendable… porque el día que te atrevas, créeme que detonará más de lo que en tanto tiempo dejaste de sentir.

Aquí me encuentro.

Raro, nostálgico y atolondrado, esperando a que la vida pase y que exprima lo que poseo de mi espíritu. Y es que no es fácil razonar lo que en un condenado segundo puede pasar en tu vida, más complicado es discernir que hay cierta energía que prolonga el cuerpo humano y ésta vulnera el concepto que creas de sí mismo(a).

Sí, ahora me encuentro en el «aquí y ahora», una frase peculiar que cualquiera lo puede decir, pero no cualquiera logra pensar y menos sentir.

Es éste momento en el que deseas que el tiempo pare, que no se desplace más y a su vez te proporcione mayores fases que contengan paz, éxtasis, equilibrio y bienestar… lo más irónico es que se ejemplifica mediante sucesos que han estado en acto y se convierten en tu mejor resistencia. Por mi parte lo comparo cuando observo algo a detalle, por ejemplo;

cuando sabes que tus ojos contienen una mejor perspectiva y «pixeles» que una cámara del mejor celular del mundo. De ésa misma imagen que recién tomas con tu mirada, puedes captar el suceso significativo ante la interpretación que te deja un color, figura, objeto o hasta persona… y que se relacione con algo que haya alguna vez ilustrado tu vida

Aquí me encuentro dándole algo de noción a mi vida, quizá de una forma singular, pero no tanto, ¿qué ha sido diferente de mi sentir que otros(as) no hayan pasado por eso? No lo sé, es algo que ni preguntando a todas las personas del mundo lo sabré. De algo si estoy seguro, de que éste es mi momento, mi espacio, aquel que divago entre pensamientos y que mientras escucho música me permito sentir y comprender un poco de lo que soy. Sí, ése puede ser un momento que las y los demás hayan tenido, la única diferencia es que es el mío…

Así, de dicho modo, aquí me sigo encontrando.

Maldita ansiedad.

No dejo de pensar en tanto de lo que ocurre de la vida, sé que tú al igual que yo has tenido despliegues de ideas en el que los pensamientos se agitan con tanta ocurrencia; la respiración se acelera, el corazón late en un ritmo que no sueles tener y te abruma, tal vez tus manos han transitado en estados imprudentes y probablemente tus ojos se han acompañado de lagrimas sin reconocer el por qué.

Hay días en los que se consume ansiedad, hay momentos imparables para desconocer la vida misma, existen relatos que contienen más sentimiento que pensamiento y éste, es uno de esos.

Hoy ha sido una de dichas tardes, en las que valoro cada pensamiento y palabra, así como el reciclar lo poco de la vida. ¿Te ha pasado también a ti? Desechar aquello que sí y lo que no funciona, ¿es sencillo?, ¿cómo lo has hecho?, ¿cuánto te ha durado?

No sabemos lo que implica el mañana, tampoco valoramos el presente y cada segundo transformamos el ser; ahora y hace rato ya no lo eres. Así es la ansiedad, te disgusta porque deteriora lo que eres, pero también ayuda a que subsanes lo que estás enfrentando.

La ansiedad no tiene porque ser enigmática, pues te sitúa y te mantiene en estado de alerta, precavido(a) ante cualquier situación y pensamiento que generes. Claro, no quiero decir que constantemente seas ansioso o ansiosa, pero sí que la disfrutes, porque de esa forma estás sintiendo, estás siendo tú misma(o) y compartes tiempo con lo que – en segundos – realmente eres.

Malditos los momentos en los que la ansiedad se expresa, pero es más maldito el acontecimiento en el que no permites que la ansiedad soporte aquello con lo que no estás dispuesto afrontar.