Tú y el éxito.

Las letras y yo no hemos tenido tiempo de reconciliarnos. Quizá se debe a que no he prestado atención durante un tiempo mi sentir para con las letras. Ahora por causas externas tengo justo el tiempo para decirle a las letras lo que significan en mi vida. 

Saben, regularmente el éxito nos lleva a una frágil silueta de cómo es nuestra vida…

Desafortunadamente puede presenciarse a partir de fases como la observación, comparación y en frías instancias, la tristeza. Aunque, en un lado positivo, también se expresa con emociones y pasiones, a fin de que lo bueno contextualice la vida propia y la del entorno.

El éxito le observamos desde lejos, al inicio es distante, porque desconocemos algo que, a pesar de que lo deseemos, no sabemos la forma, el modo y el momento en el cual llegará. El observar el éxito es apreciar lo que unos tienen, lo que otros han dejado y también lo que estamos a punto de hacer.

Involucramos muy brevemente el sentir, puesto que no tenemos nada; apreciamos los recuerdos y valoramos lo que tenemos, considerando lo que «pudiéramos tener». Observar no es más que darte cuenta que es un primer paso y el más importante, para desprender un miedo al éxito. Así es, el éxito involucra un miedo; ¿no te has preguntado cuántas veces quieres algo y por qué no llega? ¿No es ahí donde todo el mundo te dice que debes dejar de sentir que no vale la pena, y que, aunque muchas veces suceda, deberás caer una y otra vez, todo para poder llegar a un éxito (claro, desconocemos el por qué)? Observar te puede llevar días, meses, años… o una vida; quién sabe…. de hecho, la naturalidad de ello implica que no te canses de observar. Digo, sería para algunos lo peor, aunque para otros lo suficiente.

¿Cómo atravesar la observación? Si te das cuenta, observar te deja inmóvil, quieto, frágil a lo que otros dicten de ti… sin embargo, el primer paso para dejar de observar es demuestra valor en algo de ti.

¿No sabes qué?

¡TODO MUNDO TIENE ALGO QUE VALORAR DE SÍ MISMO!

Ahora mismo te comparto, lo que más valor tengo son mis ideas… ésta condición que implica sentir y escribir. Y entonces, ¿por qué no tienes éxito? – preguntarás, te respondo. El observar lo que otros hacen y lo que ahora tú haces… es ahí donde tiene más valor. Es difícil, como no tienes una idea, no obstante, si tu decisión es salir de aquí; ¡pues debes hacerlo!

Llegamos a una comparación… aunque alguien te diga; ¡jamás comparo! No le creas… es complicadísimo «generalizar», aunque lo hacemos de una manera común, tampoco hay que mentirnos. El detalle de comparar involucra un «desbalanceo», siempre habrá de existir lo que sí y lo que no; negativos y positivos; lo que se tiene y lo que no… recuerdo mucho que en las clases le llamábamos «habilidades del pensamiento», y naturalmente eso es. Comparar nos debilita, es difícil reconocer lo que no es para ti o lo que no está siendo para ti. Aunque también nos potencializa, porque encontramos factores o causantes que desconocíamos y ahora los podemos abatir. La comparación está sutilmente en nuestras vidas, darnos cuenta que, sencillamente un salario, tez de piel, lugar donde se vive o quizá la familia, son factores que llegan a incidir en ello. Sin embargo, voy más allá, la comparación en el éxito. ¿Qué hizo el otro y no yo para el éxito? ¿Por qué llega primero allá y aquí ni si quiera una pizca ha estado?

Sabes, así funciona la comparación… hasta que no tengas una decisión para comparar entre todo lo que has obtenido. Imagina esto, hoy más que nunca deseas algo, quizá un tiempo con alguien especial, un viaje que siempre has querido, un carro, casa o bien material que has visto tanto y tú sentir es desearlo… bueno, ahora compara eso con lo que tienes; ¿qué tal? ¿funcionó ésa comparación tan visible? Si no ha sido un poco de sentir, fantástico, parte de tu éxito está mucho más en ti, que en todo lo anterior.

La última instancia es la tristeza, y créeme, es una de las partes que nadie quiere leer, escuchar o ver; no obstante, la tristeza en el éxito es tan natural y necesaria. Darte cuenta que lo que ahora eres, dejarás de serlo para buscar ser mucho más… o bien, seguir encontrándote durante mucho tiempo a pesar de todo lo que has conocido. La tristeza opera desde tú sentir, no hablo de aspectos externos porque no me interesa, pero sí de los que nos pertenecen. Por ejemplo, ¿qué de todo lo que haces te hace sentir feliz? Y, ¿alguna vez has encontrado algo que realmente te haga ponerte triste? De las dos preguntas anteriores, ¿con cuál te sentiste más identificado? ¿Difícil, no?

La tristeza nos recuerda más de nosotros, nos exclama y grita que hay algo a solucionar, pero que tendrá una reparación que hará más fuerte esa brecha recién reparada.

Y así demuestra tú y el éxito, aunque no hay una forma precisa de explicarlo, creo que las letras potencian muchísimo ese modo que buscamos de hacerlo. A ti, que he tenido la oportunidad de que llegases hasta aquí, créeme, despojarte de un éxito para obtener otro; eso… es un gran éxito.

Hasta entonces…

Cuántas, cuántas maneras.

Hola, seré nuevamente aquel personaje que retiene un sueño, el forajido que resiente una emoción cada día, incluso el humano voraz y agresivo que redacta versos en distintas nociones.

El vivir implica trascender, ser el actor principal en la película y que sea reconocido por las críticas de aquellos que están fuera de la misma. Hay un mil de razones para ver atardeceres mientras vas conduciendo, también se desean millones de materiales con el fin de hacer más plancentera la vida en ésta tierra. Se mutilan y perforan corazones para existir, además, se portan como si fueran trofeos y se reconoce el esfuerzo por haber obtenido cada uno de ellos; ahí, en una gaveta vieja, donde se recopilan y clasifican para mirarles detenidamente, tanto, que hace que las historias revivan día a día.

Hay emociones que duelen, pero que se gozan, son éstas las que más se recuerdan. ¿La intensidad de un dolor es más fuerte que de la felicidad? Bueno, ¿tú que sabes? o más bien… ¿tú qué piensas? Si la emoción trasciende en un segundo, imagina el vivir durante más de 40, 70, 100 años; ¡peor aún, toda la vida!

Desechamos lo que no es útil, sin ser profundos a localizar lo que implica en nuestro sentir. Observamos a todo aquel que creemos es un ser importante y ordenamos sentimientos para rechazar al que no vale la pena. Nos llaman materialistas y consumidores, incluso perversos y nobles, algunas veces nos apodaron carnívoro y otras vegano, ¡já!, ¿y ahora qué eres? y te responden con el famosísimo «depende».

Incitamos a una guerra digital, provocamos una tendencia, innovamos la moda y criticamos modelos conservadores… también proponemos ideas no antes vistas, creemos saber la razón de un todo y creyendo en su destino, suerte o hasta casualidad. Borramos de las mentes aquello que nos hace sufrir, voluntarios de la capacidad de la razón, pero en las noches las amargas pesadillas y los valiosos sueños se hacen presentes ante una fantasía ideal, utópica e invaluable.

Y así, día a día hay una manera, no, son más, quizá cientos al día de existir. No creo descifrar el mundo, menos teniendo la capacidad de crear y crear maneras, tantas, que ni podría terminar de contarlas. Ahora, conoces algo de mis maneras, ¿qué tal las tuyas?

Hacía tanto…

Tanto sin contactar con sí mismo, es un resultado de qué tanto se está rodeado en un contexto en el que constantemente se está activo. Hay circunstancias que exigen desconectarte de lo que hoy en día te mantiene, y no, no hablo de la vida, sino de aspectos más introspectivos.

¿Qué tanto has sonreído en estos días?, ¿qué te mantiene pensando?, ¿hacía dónde crees que caminas?, ¿en qué plan consideras que te encuentras; a corto, mediano o largo plazo?

Sí, todas y cada una de éstas preguntas deberías de hacértelas… en ésta medida estarás en contacto con sí mismo. Si en algún lugar estás rodeado de personas y aún así dichas preguntas se consolidan en tu mente, es ahí donde hacía tanto que no había una introspección. Si no tomas un tiempo para preguntarte todo lo que haces, lo que experimentas, parte de tus logros y por supuesto vínculos que trascienden en tu vida, es aquí donde el hacía tanto aplica.

Hay situaciones en el que hacía tanto se aparece con un sentido favorable, por ejemplo, cuando dejas de ver a alguien tan apreciado y después de tanto tiempo se vuelven a comunicar, ¿qué tal ése hacía tanto?, ¿bendito, no?

Reflexiona en tus hacía tanto, en la medida que reconozcas cuáles te han beneficiado, aquellos que necesitan una remembranza e incluso los que te perjudicaron, pero te mantienes al tanto. El ser humano nunca olvidará algo, ése algo puede ser físico, psicológico o incluso simbólico… quizá el único motivo para el olvido es la muerte o hasta enfermedad mental, mientras tanto, tus hacía tanto te recordarán quién eres, expresarán lo que realmente fuiste y lo que estás construyendo en ti mismo.

Así que, hacía tanto que no te escribía y permitía que mis emociones transformarán en palabras lo que siento, hacía tanto que no reflejaba esto que me encanta… y hacía tanto que no te encontraba por aquí, jeje.